A comienzos del mes de junio, un operativo sorpresa liderado por la Policía y la Fiscalía desató un revuelo en los locales de la conocida cadena de comida oriental Sushi Market. En una redada simultánea en los principales centros comerciales de Medellín, Bogotá, Cali y Pereira, más de 300 empleados y miles de clientes se vieron sorprendidos por la medida. Esta acción se llevó a cabo en el marco de una investigación transnacional que destapó una vasta operación de tráfico de drogas en Europa. Las indagaciones revelaron conexiones con Julio Andrés Murillo Figueroa, alias H-1 o El Zar, quien fue capturado por la Policía Nacional en febrero pasado, quien presuntamente colaboraba con Jonas Sture Falk, conocido como el “Pablo Escobar Sueco”, condenado por lavado de activos en Barcelona. La Fiscalía ha iniciado un proceso de extinción de dominio sobre al menos 20 bienes, valuados en unos $11.300 millones, incluyendo varios locales de Sushi Market, sospechando que Murillo implementó una estrategia para ocultar su control sobre estos activos a las autoridades.

En respuesta a las acusaciones de la Fiscalía, inversionistas de Sushi Market han defendido su posición afirmando que Julio Murillo no tiene relación con la cadena de restaurantes. Según uno de los inversores, Murillo no es socio de Sushi Market, y la empresa Distrito Oriental, que en los registros mercantiles aparece como principal accionista de la firma Holding JA2 (dueña de al menos ocho restaurantes), no participó financieramente en la expansión de Sushi Market

Los accionistas aclararon que, a pesar de que Distrito Oriental, propiedad del cuñado de Murillo, figura en los registros, la empresa no contribuyó económicamente a la ampliación. Además, cuestionaron las alegaciones de la Fiscalía sobre prácticas irregulares, destacando que tuvieron que cerrar una sucursal en Bucaramanga por falta de rentabilidad y que, durante la pandemia, implementaron una estrategia robusta para la entrega a domicilio, lo que ayudó a mitigar el impacto de la crisis.

Frente a los sucesos presentados, podemos llegar a las siguientes reflexiones en relación con los riesgos asociados al Lavado de Activos, Financiamiento del terrorismo y Financiamiento a la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva LA/FT/FPADM, de cara al fortalecimiento continuo del Compliance de nuestras Organizaciones:

Riesgo de Contagio: a Sushi Market se le materializó uno de los riesgos asociados al LA/FT/FPADM, conocido como el riesgo de contagio. Esto debido a la relación familiar (primo) entre el beneficiario final de la empresa Distrito Oriental, accionista de la holding propietaria de Sushi Market, y Julio Andrés Murillo Figueroa, detenido bajo el alias H-1. Esta situación plantea una reflexión sobre la suficiencia y efectividad de los controles de debida diligencia y monitoreo aplicados a socios y accionistas. En este contexto, surge la pregunta de si se debería considerar una extensión de estos controles, similar a la debida diligencia intensificada para Personas Expuestas Políticamente (PEP), para incluir a familiares hasta el segundo grado de consanguinidad, el segundo de afinidad y el primero civil, con el fin de reducir aún más el riesgo de contagio.

Riesgo Reputacional: Aunque Sushi Market pudiera demostrar su inocencia, el riesgo reputacional relacionado con el LA/FT/FPADM, seguirá teniendo un impacto negativo en toda la organización, incluida la red de marcas gestionadas por la holding. Esto podría resultar en consecuencias adversas en las relaciones comerciales con proveedores, acreedores y clientes institucionales que cuentan con sistemas de cumplimiento estrictos. Estos actores podrían optar por abstenerse o limitar sus operaciones con la empresa para protegerse de los diversos riesgos asociados al LA/FT/FPADM (operativos, legales y reputacionales).

Riesgo Operativo: En algunos medios de comunicación se ha reportado que una de las razones por las que la Fiscalía decidió allanar Sushi Market, fue el notable aumento en las ventas de la empresa durante el tiempo de pandemia, lo cual ha sido considerado como una operación inusual. Los socios han explicado que este incremento se debió a una agresiva estrategia de entregas a domicilio. Aunque esta explicación puede ser una justificación razonable, el fenómeno sigue siendo atípico para las autoridades. Esta situación subraya la necesidad de reflexionar sobre la debida diligencia intensificada en la revisión de la información financiera de nuestras contrapartes sensibles o críticas. Es crucial enfocar el análisis en identificar señales de alerta relacionadas con la razonabilidad de las principales cuentas de los estados financieros en comparación con el comportamiento del mercado y el sector específico. Esto refuerza la idea de que, en la gestión de riesgos, un análisis de riesgo crediticio por sí solo no es suficiente para abordar adecuadamente el riesgo LA/FT/FPADM.

Para concluir, eventos como estos, aunque desafortunados para la sociedad y la economía del País, también nos brindan una oportunidad para perfeccionar nuestro enfoque hacia el riesgo y la posibilidad de que nuestras organizaciones entren en contacto con empresas fachada. En el caso específico de Sushi Market, y con la esperanza de que la justicia actúe correctamente, debemos reconocer que una empresa fachada ya no se limita a ser una oficina de garaje; hoy en día, puede tratarse de empresas con amplio prestigio en términos de calidad de producto y servicio, y destacarse por un modelo de negocio exitoso. Por lo tanto, la única manera de proteger a nuestras organizaciones es asegurando la efectividad de los procesos de gestión de riesgos y cumplimiento. Este principio es una máxima en todos los servicios que Risk Control Team ofrece a diferentes Organizaciones reconocidas por su compromiso en la lucha contra el Lavado de Activos, la Financiación del Terrorismo y el Financiamiento de la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva LA/FT/FPADM.